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Fundación para la conservación del Patrimonio Histórico de Navarra

Localización

Paraje Puente de las Cabras – Lumbier

Cronología

Siglo XVI

Coordenadas

UTM: x 638652 y: 4723329

Intervención

  • Fecha de inicio: 12 de septiembre de 2011
  • Fecha de finalización: 7 de marzo de 2012
  • Importe: 290.371,29 €
  • Patrocinadores: Gobierno de Navarra, Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra, Sociedad Concesionaria Autovía del Pirineo S.A.

Valoración

Erigido al suroeste del núcleo de Lumbier, el Puente de las Cabras permite salvar el curso del río Salazar en su tramo final, poco antes de desembocar en el Irati. De origen medieval, se encuentra al pie de la población surgida sobre la encrucijada fluvial en época romana. A partir del siglo XVI, relegado por Liédena como paso principal, sirvió sobre todo al tránsito de ganado, que le dio su actual denominación. Sin embargo retuvo parte de su importancia estratégica y como tal fue escenario de la batalla de la Trinidad en 1875, durante la Tercera Guerra Carlista.

La estructura actualmente conservada fue construida hacia 1567 en piedra de sillería, bien trabajada y aparejada. Con un perfil ligeramente alomado, salva el curso de agua a través de tres arcos rebajados de tamaño desigual. Una pareja de tajamares de protección aguas arriba y un espolón cilíndrico aguas abajo refuerzan las pilas y acentúan la calidad de la obra. Por su parte la calzada, originariamente empedrada, discurre protegida entre pretiles de mampostería.

Intervención

El puente presentaba intervenciones y reparaciones modernas de carácter funcional que, a diferencia de otros casos análogos, habían respetado los pretiles y parte del empedrado antiguo de la calzada. Los trabajos de restauración se centraron por ello en mantener y mejorar sus condiciones constructivas, recuperar los valores formales y estéticos y devolverle su funcionalidad.

Con ese fin, se recuperaron los niveles originales junto a los pretiles de embocadura, retirando la vegetación y tierras acumuladas, y se consolidó y limpió la estructura, saneando los paramentos y recolocando los sillares desplazados. También se replantearon las pendientes de la calzada para facilitar el desagüe y se recuperó en parte su aspecto primigenio, sustituyendo la solera de hormigón por un pavimento adoquinado de piedra arenisca.

De forma complementaria se instaron balizas empotradas para iluminación nocturna en uno de los pretiles y pilonas en los accesos para controlar la circulación de vehículos. Por último, se plantaron arbustos tapizantes para mejorar el entorno.