Cultura inicia la restauración de la escultura medieval de la portada de Santa María de Olite
Se realizará en 2015 y 2016 con una inversión de 486.915 euros, financiada a partes iguales por el Gobierno de Navarra y la Fundación Gondra-Barandiarán.
Los especialistas en escultura medieval comparan la portada de la Iglesia de Santa María de Olite con la portada norte de Notre Dame de Paris. Una joya del gótico navarro labrada sobre piedra arenisca que, al albur de la lluvia y el viento ha ido creando pequeñas fisuras internas que han provocado con el tiempo la separación de la superficie en escamas, la pérdida progresiva de volumen y, por ende, la desaparición de la superficie tallada.
Para atajar el deterioro, el Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra ha iniciado esta semana las obras de rehabilitación de la escultura de la portada, un trabajo que se realizará en 2015 y 2016 con una inversión de 486.915 euros, financiada a partes iguales por el Gobierno de Navarra y la Fundación Gondra-Barandiarán.
Ambas entidades firmaron en junio un convenio para la concesión de esta cuantía a la Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra, que será la encargada de dirigir las obras.
La consejera de Cultura, Deporte y Juventud del Gobierno de Navarra, Ana Herrera, y el director general de Cultura, Fernando Pérez Gómez, han realizado hoy una visita al templo, construido en el siglo XIII junto al Palacio Real y declarado Monumento Histórico Artístico en 1925.
Al acto han asistido también Alfonso Barandiarán Olleros y Rodrigo Oraá Gil, en representación de la Fundación Gondra-Barandiarán que trabaja en favor del acogimiento a personas mayores, en proyectos de patrimonio histórico y de la protección y fomento de toda clase de actividades científicas, técnicas, artísticas y culturales.
Proyecto de restauración
La portada presenta un alto grado de deterioro en las áreas desprotegidas, por lo que la intervención se destina a estabilizar al máximo los elementos que presentan una mayor destrucción, con la mínima intervención posible y con especial cuidado en los tratamientos que pudieran modificar las propiedades del soporte. También se quiere realizar una previsión de daños externos y un plan de mantenimiento.
Tras el proceso de licitación pública, las obras fueron adjudicadas a Sagarte S.L., de Dicastillo, con un plazo de ejecución de 11 meses y medio.
Esta intervención coincide, además, con la ejecución del proyecto de restauración de la fachada, iniciada el pasado agosto, que tiene por objeto la reconstrucción y ampliación de los elementos arquitectónicos que en su día fueron diseñados para proteger la portada del agua de lluvia: la albardilla de coronación de la fachada, el guardapolvo del ventanal y la imposta-bateaguas que remata la portada y el apostolado. Esta obra, financiada por el Gobierno de Navarra, ha sido adjudicada a Construcciones Leache, S.L., por importe de 167.952.59 euros.
Mañana sábado, 24 de octubre, a las 12 horas, en la Casa de Cultura de Olite, los autores del proyecto –Leopoldo Gil Cornet, arquitecto, y Alicia Ancho Villanueva, restauradora, técnicos ambos de la Dirección General de Cultura- presentarán a la ciudadanía de Olite el proyecto de intervención.
La inserción de los monarcas en la portada gótica
La proximidad de este templo a la residencia de los reyes ha llevado a considerar a algunos autores que se trataba de la capilla del palacio, lo que no parece verosímil si se tiene en cuenta que el castillo contaba ya, dentro de su recinto, con un oratorio y una capilla dedicada a San Jorge. Sí se sabe, no obstante, que los monarcas la usaban en los actos solemnes, llegando incluso a colocar sus armas tanto en el arco de ingreso al claustro, como en el mural que decoraba las enjutas de la portada.
La portada gótica fue construida hacia 1300. Dispone un gran arco apuntado abocinado, decorado con una profusa decoración vegetal en la que se introducen las figuras de un rey -con las manos unidas en actitud orante- y una reina -con la mano izquierda sobre el pecho y la derecha sujetando la presilla que abrocha su capa-. Se cree que representan a Juana I de Navarra (1274-1305) y a su marido el rey de Francia, Felipe el Hermoso, monarcas que reinaban en Navarra en el tiempo de construcción de la portada. Es paradójica esa falta de simetría en la disposición de ambas figuras, que debieran encontrarse enfrentadas, lo que permite deducir que debieron introducirse una vez concluida la portada.
Otras figuras escultóricos de la portada
En la parte baja de las arquivoltas se representan diversas figuras cubiertas con doseles de manera alterna, en las que se pueden identificar algunos temas: en el lado izquierdo se advierte la Epifanía, y en el derecho la Adoración de los pastores. Comenzando de izquierda a derecha, un ángel músico, una figura sedente, Herodes y los tres Reyes Magos bajo doseles. Las cinco figuras del lado derecho están decapitadas y carecen de brazos, lo que impide su identificación exacta, pero por su indumentaria es probable que se tratase de pastores. Preside la portada un tímpano dividido en dos zonas y centrado por una Virgen sedente con el Niño bajo dosel. A sus lados se distribuyen relieves con escenas alusivas a la vida de la Virgen.
Parece que la fachada debió construirse en dos momentos. La portada sería anterior, de la década de 1260, y el apostolado, más tardío, de la década de 1330. Da la impresión de que las arquivoltas sufrieron en esta fecha un rearme -coincidiendo con la realización del apostolado- no solo por la inserción de la pareja de monarcas, sino porque la vegetación de las cinco arquivoltas exteriores es muy distinta de la de las dos interiores.
El dintel, decorado profusamente con temas vegetales, animales, seres fantásticos, hombres cazando y dos saltimbanquis, apoya en dos ménsulas con palmas que llevan en su intradós sendas figuras. Finalmente en las jambas se desarrolla una profusa y complicada decoración con iconografía variada del Antiguo y Nuevo Testamento, escenas de la vida cotidiana y motivos decorativos.
Cabe destacar, asimismo, que la portada conserva gran parte de la rica policromía original, hoy parcialmente oculta por revestimientos posteriores. Los restos de color que conserva son muy valiosos, y aportan datos para el estudio de la pintura sobre piedra a lo largo de los siglos, desde el siglo XIII hasta las últimas monocromías del XIX.